Lo dice The Lancet, una de las revistas más prestigiosas de investigación médica:
los aditivos y conservantes presentes en refrescos, y porquerías varias de ésas que comemos a todas horas, agravan el síndrome de hiperactividad en niños que ya lo tenían, y pueden provocar manifestaciones similares en otros que no.
Por ejemplo, el E-211, que está en la Fanta y el Sprite, o el E-110, que se encuentra en los Doritos.
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(o si sabes mucho inglés ve directamente a The Lancet... hay que registrarse, pero es gratis)
jueves, 6 de septiembre de 2007
las letras que nos comemos...
perpetrado por Clara a las 19:51
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1 comentario:
ay, qué inquietante... yo, antes estas cosas u otras similares, cada vez más opto por hacer el ignorante (dentro de unos límites aceptables).. si no, no habría manera de levantarse de la cama cada día...
en fin, ojos que no ven...
ostia que te pegas!
oculista
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