Dice Caballero-Bonald en un programa que las azoteas de la infancia son un repertorio de la felicidad.
Que ahora sale menos que antes, porque "está llegando al arrabal de la senectud".
Y que los excesos etílicos -reconoce que todavía los comete de vez en cuando con Angel González- son una herramienta para soliviantar a los bienpensantes.
También leo en el blog de Hernan Casciari www.orsai.es , que lo más espantoso del exilio es "sentirse en diferido". ( y por tanto, "somos de donde necesitamos saber"...)
miércoles, 30 de agosto de 2006
Declaraciones
perpetrado por
Clara
a las
23:50
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