Irak, al borde de la Guerra Civil. Un hombre camina en el interior de una mezquita quemada en Bagdad, tras la destrucción ayer de un santuario chií al sur del país.
Por cada muro un lamento en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida.
Yo soy un moro judío que vive con los cristianos,
Yo soy un moro judío que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío ni cuales son mis hermanos.
No hay muerto que no me duela,no hay un bando ganador,
No hay muerto que no me duela,no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste.
Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre,
Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido, no hay doctrina que no vaya
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.
Jorge Drexler (Milonga del moro judío)
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